Una alternativa de sistemas agrícolas y alimenticios más sostenibles
Junio 3 de 2020
La Agricultura como sector primario constituye la base de la economía mundial, ya que produce la mayoría de los productos alimenticios que consume el ser humano y es una de las principales fuentes de trabajo e ingresos en las áreas rurales. En el caso particular de Colombia, las actividades agrícolas representan el 6.3% del PIB total y generan el 62% del empleo en zonas rurales. En el año 2018 se cosecharon 4.1 millones de hectáreas que generaron un volumen de producción de 54.6 millones de toneladas. Entre los cultivos más representativos se encuentran el café, caña de azúcar, flores, algodón, banano y palma africana, utilizada principalmente para la producción de aceites y biodiesel.
La agricultura y sus demás actividades afines no solo constituyen un eje fundamental para el desarrollo económico de los diferentes países, sino también un factor determinante en la vida y supervivencia de la población. Sin embargo, la actual trayectoria de crecimiento de la producción agrícola es insostenible, debido a sus impactos negativos sobre los recursos naturales y el medio ambiente, acompañado de fenómenos como la creciente escasez y la degradación rápida de los recursos naturales, el alza en la demanda de alimentos y servicios procedentes de la agricultura, y las tasas más altas de crecimiento demográfico. En la última década se han iniciado medidas para contrarrestar los efectos negativos que tienen los modelos actuales de producción y adecuar esta actividad a los cambios y exigencias que demandan las sociedades modernas.
Ahora bien, puede decirse que la actividad agrícola se ejerce en dos modalidades, por un lado está la industrial, en la que se producen grandes cantidades, utilizando costosos medios de producción y que generan un gran desgaste al territorio. Por otro lado, está la agricultura sostenible que se caracteriza por métodos productivos menos perjudiciales para el medio ambiente y principios de sostenibilidad.
La Agricultura Sostenible, se enfoca en la optimización de la producción y en minimizar los impactos ambientales negativos promoviendo acciones para la protección, conservación, mejora y uso eficiente de los recursos naturales. La agricultura sostenible desarrolla sistemas integrados de producción conjunto a marcos de gobernanza y financiación, inversión social y prácticas responsables con el medio ambiente, que apoyan a los productores agrícolas y a los gerentes de recursos involucrados en un proceso dinámico de innovación.
De acuerdo con de lo anterior, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), propone un enfoque basado en cinco principios clave para guiar el desarrollo estratégico de agricultura y alimentos sostenibles:
- Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos: Hacer cultivos más eficientes incrementando la productividad media de los principales cultivos a nivel mundial, sin usar más tierras, agua ni insumos.
- Acciones directas para conservar, proteger y mejorar los recursos naturales: Recuperar tierras para cultivos mejorando la fertilidad de campos que se encuentran en proceso de degradación y erosión.
- Proteger los medios de vida rurales, y mejorar la equidad y el bienestar social: Fortalecer a los pequeños productores y permitirles aumentar la productividad de sus cultivos mediante la aplicación de sistemas de cultivo innovadores y a su vez garantizar los medios para la comercialización de los productos que fabrican.
- Mejorar la resiliencia de las personas, comunidades y ecosistemas, especialmente ante la volatilidad de los mercados y el cambio climático: Desarrollo de programas para la protección de la biodiversidad de los ecosistemas naturales que se encuentran alrededor de los terrenos destinados a la agricultura e igualmente crear espacios ecológicos dentro de los mismos con el fin de crear sistemas naturales complementarios.
- La buena gobernanza es esencial para la sostenibilidad de los sistemas naturales y humanos: Mejorar las condiciones laborales de los trabajadores con el fin de que estas sean lo más justas en relación a la cadena de valor. Igualmente ayudar a las personas a mantenerse seguras mediante la capacitación de trabajadores agrícolas en seguridad laboral y educación ambiental.
Lo que se quiere lograr con la aplicación de estos principios es enfrentar los desafíos globales causados por el uso indiscriminado de los recursos y la afectación al medio ambiente. Entre los más significativos, se encuentra satisfacer la creciente demanda de alimentos de los más de 7.000 millones de personas que habitan el planeta actualmente, la recuperación de una tercera parte de la tierra agrícola, la cual está degradada, regenerar la diversidad genética de los cultivos que se ha perdido en un 75% y, reforestar los 13 millones de hectáreas de bosques que anualmente fueron transformadas para otros usos en la última década.
Asimismo, se busca hacer frente a los elevados niveles de hambre y malnutrición de 793 millones de personas en el mundo que sufrieron hambre crónica en los últimos años, teniendo en cuenta que, alrededor de un tercio de los alimentos producidos (1.300 millones de toneladas al año) se pierden o desperdician en todo el mundo, a lo largo de la cadena de suministro, con enormes costes económicos y medioambientales.
De acuerdo con la FAO, fortalecer la sostenibilidad en la alimentación y la agricultura es un proceso que debe considerar el contexto de cada país, para el caso de Colombia, como se mencionó anteriormente, esta actividad productiva es de suma importancia para el desarrollo del país, por lo cual este proceso de adopción de estos principios requiere convicción, compromiso político, conocimiento y participación de los productores y propietarios de la tierra.
Por eso, nuestros servicios se enfocan en apoyar a los productores e inversionistas en la implementación de dichos principios en el desarrollo de sus proyectos productivos sostenibles. Si quieres conocer cómo lo hacemos, no dudes en contactarnos.